
Hoy, 21 de julio de 2019, desde la Fundación Claudio Naranjo nos informan de que han llevado sus cenizas a Odiyan. Buen viaje y hasta siempre maestro.
Maestro,
Querría alcanzar cotas más altas de sabiduría,
en las que sin apego se aceptan las partidas.
No estoy ahí todavía, aún no llego,
quizá algún día.
Tu último vuelo ha reabierto mi herida:
“Adiós padre, nos vemos… en otra vida”.
Quince años tenía cuando mi padre falleció,
sin que tuviéramos la ocasión
de decirnos adiós.
Como de Bohemia, mi centro se quebró.
En tu ser, Maestro, en tus palabras encontraría
el camino a la sanación y al verdadero yo,
y enseñanzas que mi padre no me dio
me llegaron a través de tu energía…
Ahora que se apagó tu voz
siento que me enfrento
a una doble despedida.
Muchas gracias Claudio, has sido y seguirás siendo una bendición para todo el que te tome como maestro, y por qué no, como padre, el padre de tod@s. Me sumo al deseo de que tengas el mejor viaje que se pueda tener. Nunca te olvidaremos.